domingo, 25 de diciembre de 2011

Tal cosa

Facebook. Veo que Maru subió diez fotos nuevas al albúm "parapente". Ella y su poco de amor francés volando por los aires, divertidos, como si estuvieran bien, como si se dijeran las cosas con palabras y sin silencios, sin mentiras, sin vacíos... La situación hoy entre ellos es terminal. Como si tuviera leucemia, comiéndose desde la sangre, muriéndose de a poco, esperando el milagro.
Que se aman... a esta altura no lo sé. Lo cierto es que él está en Francia y ella en Buenos Aires, un poco en el departamento que él compró para establecerse junto a ella, un poco en la casa de sus padres. Y llora, no sé si por extrañarlo o porque falló, porque se siente frustrada. Hace un año, cuando él decidió dejar de viajar alrededor del mundo para quedarse acá con la mujer que eligió para acompañar su vida, lo que está pasando ahora era solamente una posibilidad en un millón. No se la mencioné en su momento, porque para ella era solo eso; para mi algo que iba a pasar, simplemente porque si las cosas no iban como él planeaba, cargaría la culpa en ella. Él aún es un adolescente mimado, y aún así es el único hombre en la vida de Maru. Duele verla desgajarse por alguien así. Duele saber que ella lo esperó a través de todas sus vueltas a Francia, ver como es la que sostiene el avión de papel, como es ella la cinta de seguridad mientras él hace parapente.
Y acá estamos, Maru extrañando una relación idílica, que mostraba sus grietas y su potencial, adolescente, que quemaba y revitalizaba, mientras teme no poder llegar nunca a establecerse con un chico que sólo piensa en seguir viajando, en satisfacciones personales, como si una pareja se basara en negociar individualidades, como si Maru fuese un accesorio más en un departamento en Congreso. Y Maru viendo como todo lo que soñó tiembla, como si fuera el fin de todo, como si el dolor fuera la purificación en sí mismo.
Como si el amor fuera eso.

martes, 20 de diciembre de 2011

Fénix


Es como si fuera todo muy fuerte, y soy incapaz de llevarlo a palabras.
Estamos viviendo juntos, nadando en un felicidad que no creí posible. Todos los días su boca apenas me levanto y antes de dormir... cada comida en sus ojos, cada vez que podemos nos descosemos en la cama, como si fuera la primera y la última vez, como si fuera clandestino, secreto, como si ese momento fuera el único del día que tenemos para refugiarnos en la piel del otro.
Y sigue siendo clandestino, porque nunca es algo tan simple como sexo, no. Es desnudarnos desde adentro, es ser placer en manos del otro, es abrirse en cuerpo y mente. Desafiar al mundo en esa apertura, en esa paz, la paz de la locura, del margen, dos clandestinos sintiéndose. No existen reglas, sólo amor y verdad.
Renacimos mas fuertes que nunca.