miércoles, 27 de abril de 2011

Él es, Yo soy, Nosotros podemos ser

Yo. Individuo.
Yo, llena de ganas de hacer cosas. Buscadora de mi centro, de mis deseos, sobre todo ahora. Ahora mas que nunca. Ahora, por fin. Yo, Agustina, Agus, Agustinita, me miro en el espejo y veo las huellas que fue dejando la vida en mis ojos, o en la mínima pero incipiente arruga en mi entrecejo. Pero lo mas importante es que me reconozco, y me acepto así, un poco arrugada, un poco gordita, linda, con mis pro y mis contra. Y eso es porque estoy amando lo que hay adentro mío. Porque estoy empezando a armar mi vida, empezando a descifrar el mapa de mis deseos.
¿Qué hace uno cuando está solo? Verdaderamente solo, quiero decir. Literalmente. Al principio, quedarme sola en el departamento de Mau me aterraba. No por miedo a la oscuridad (que padezco, a pesar de que “ya soy grande”), si no por miedo a estar sola. Lo primero que hacía era prender la tele y tratar de dejarme llevar por ese chicle horrendo pero tentador para el cerebro. Después, decidí que no era eso lo que quería para mi, que no iba a taponar mi soledad de hecho (momentánea, si, pero no por eso menos contundente) con ninguna otra cosa. Que no la iba a padecer, si no a disfrutar. Y así fue. Pasé el tiempo acostada mirando el techo, sin dejar que ningún estímulo exterior me separe de mi. Cerraba los ojos y sentía la tersura de las sábanas, escuchaba mi respiración en el silencio, me miraba al espejo por momentos, y después decidía bañarme mientras destrozaba a los gritos alguna canción que me cayera en el mp3 mental. Escribía mensajes en el espejo con el dedo en el vapor condensado, salía desnuda y sentía cómo se erizaba mi piel al contacto con el aire frío, me divertía mucho estando sola. Y empecé a darme cuenta que disfruto de mi compañía, y que la mayoría de las veces no necesito una compu, ni la tele, ni la radio, que la fluctuación constante de mis pensamientos alcanza y sobra, que me encanta mirarme al espejo, o incluso ordenar la casa mientras canto sin sentido, mientras mi mente se dispara vaya a saber dónde, y me encuentro de pronto intentando recordar cómo barrer un poco de polvo me llevó a pensar en el último hit de Lady Gaga. Asociación de ideas nivel ocho o nueve, mas o menos. Cadenas interminables.
Soy muy respetuosa con mi espacio personal, y por eso mismo respeto el de los demás. Y vamos llegando. Tanto Mau como yo somos dos inseguros solapados, y al mismo tiempo nos sentimos fuertes, seguros al estar juntos. Nos potenciamos en muchas cosas. Las últimas dos semanas estuve viviendo en su depto. La última semana pasé por los últimos días de mierda que pienso tener hasta navidad, mi gran momento anual de mierda, y él estuvo ahí, al pie, sosteniéndome. Al mismo tiempo, lo notaba cada vez más lejos mío, hasta frío por momentos, pero batallando consigo mismo para no alejarse. Una cagada, bah. Cuestión, que por otro lado, yo necesitaba estar sola un poco, o con mi familia, porque ese estado permanente de Mau me estaba empezando a sacar de las casillas, pero no quería alejarme yo, si no que él se aleje para que pueda identificar su necesidad de espacio, y pedírmelo. A veces le cuesta tanto como a mi identificar sus propias necesidades. Demasiado tiempo tapando agujeros ajenos, supongo.
Así que hoy, finalmente pasó. Él había estado con un humor de mierda todo el día, peor que últimamente. No tenía ganas de ir a su casa a la noche, ya que había decidido ir a la mía mientras él iba a ver a sus nenes. Hablamos por teléfono largo y tendido, y como media hora después me llama, y en cuanto digo “Hola” escucho del otro lado a un Mauro de buen humor, diciéndome “Hola mi amor!” WTF? Qué me perdí?... Me dijo que ya sabía lo que le estaba molestando, que eso que le molesta soy yo. Je. Parece que está cansado de mi, de verme tanto.
-Sos la primer mujer que respeta mis espacios personales, y no los estoy respetando yo.- O sea, se está faltando el respeto. Horrendo.
-Si, me imaginé que venía por ese lado. No estás acostumbrado a estar acompañado tanto tiempo. Además, Mau, encontramos a alguien con quien podemos ser nosotros mismos. No quiero perder esto por boludeces.
Etcétera. La verdad me puso muy contenta la noticia, aunque tengo que reconocer que me da un poco de miedito el “de ahora en mas”. Por lo pronto, lo extraño.
Así que mi gordito encontró algo re importante, y yo también, la verdad. Me dí cuenta que para que Nosotros pueda crecer y ser mas y mas fuerte, tanto él como yo tenemos que asumir nuestra individualidad, y respetar la propia tanto como la del otro. Y nunca, nunca olvidar el concepto básico.
Yo, Individuo.

martes, 26 de abril de 2011

Pero tu pelo...

Hoy me hice un tratamiento de conducto. Soberbio dolor. A la vuelta, en el colectivo vi una chica pelirroja, con un color muy parecido al que tuve durante un año. La odié, le tuve envidia, me dieron ganas de arrancarle los pelos y pegarlos a mi morocha cabellera. Tengo un temita con esto, temita que no termino de encarar, mas que nada por que no sé cuán importante es. Lo hablé con mi psic, y con lo que me dijo me hizo sentir peor. En fin.
El problema, de todas formas, es que odio el color que tengo ahora. Mi color natural es rubio oscuro-castaño claro. En la anteúltima pelea con Mariano me corté el flequillo y pasé del castaño al rojo fuego sin escalas. No usaba flequillo desde los diez años. Con el tiempo, me hice un par mas de cortes, pero siempre respetando el flequillo y el color. Ahora bien, a medida que las cosas iban cambiando de color con Mau, mi pelo fue creciendo sin ser teñido, y zas! él me vió las raíces... me dijo que mi color natural era mucho mas lindo, cosa que venía pensando hacer; dejarme mi color, quiero decir. Entonces le pregunté al novio de Marina, que es peluquero (ejem..), qué tenía que hacer para sacarme el rojo; "El rojo se saca con negro", sentenció. Y así quedé yo con los pelos negros como el ébano y me cago en blancanieves que le quedaba tan lindo. Con mi tono de piel (extremadamente blanca, tendiendo al rosado) y mis ojos verdes el negro queda como una patada al hígado, odio este color de pelo. No veo la hora de sacármelo de la cabeza. Por momentos intento echarle la culpa a Mau por haberme insistido, pero sé que no fue él quien decidió. En fin, supongo que en la tintura de la semana que viene me voy a empezar a acercar a mi color, o por lo menos sacarme este negro de encima.

Siempre amé mi pelo, es hora de que nos reconciliemos.

jueves, 14 de abril de 2011

Mas que a mi Facebook


A veces no entiendo a las parejas. Hasta que me pasa, obvio. Mau y yo tenemos la particularidad de hablar todo lo que nos pasa en el momento que nos pasa. No estoy muy entrenada en eso, y la verdad que está bueno tener esta apertura, pero a veces lo veo tan saturado de cosas, tan estrolado por las diferentes demandas que le presentan el laburo, los nenes, su ex-mujer, su ex, etc, que la verdad no me da para plantearle nada.

Sigo pensando la secuencia del domingo, con Mau;

-Agus, andá a comprar-

-Ahora voy- ni ganas de levantarme, me estaba mimando mucho y me estaba haciendo sentir toda tierna. Después entendí que se estaba refugiando en mi mas que nada.

-Necesito que te vayas. Necesito estar solo un rato.-

-¿Por qué no me lo decís?-

Cinco minutos después estoy en la calle, en el chino comprando la cena. Me fumo un pucho despacio mientras voy al kiosko a comprar mas clavos de ataúd. Pienso. A veces pienso que pienso demasiado. Chiste fácil, me río. Me quiero escapar, pero mi cabeza no me deja:

-Viste lo que le pegaron en el muro?????- Si, ya sé...

-Decile- No puedo. No quiero presionarlo, basta. No le voy a decir.

-Después no me vengas a llorar. Yo te avisé-

De refilón y sin querer antes de salir vi que su ex le había colgado algo en el muro. Pero, esa mina no se va a dejar de joder nunca? Tanto quilombo, tan...? "No" me sigo hablando "Lo que te molesta no es ella, ella está haciendo lo que puede dentro de sus posibilidades, no deja de ser una pobre mina. Nunca sentiste por ella algo diferente a lástima, Agus, no la odies ahora. Estás enojada con él porque le sigue dando calce, porque la sigue cuidando, y de qué? Si ella ya sabe que está con vos, si ya sabe que fue la cornuda número uno antes de ser dejada. Y yo? Y Agustina?" Bueno, pero él la dejó y está conmigo. Pero del Face le tengo que decir. Le digo cuando llego, a ver qué sale. Cuando llego, había sacado las fotos de la flaca, las que estaban en la pared, y en su lugar había puesto fotos de sus nenes. No le pude decir nada, no después de eso. Entonces voy a terapia y me doy cuenta que me está molestando, y Julián me pregunta:

-¿Cómo que te cagó?-

-Sí, me cagó. ¿Qué le voy a decir después de eso? ¿Sabés lo que le debe haber costado? Me sentí la mas boluda, te juro, haciéndome problema por una boludez... pasa que estoy cansada de que sea todo así, de que no la deje ir. Le voy a pedir un tiempo, dos días, una semana como mucho, necesito tomar distancia, poner las cosas en perspectiva. Pero ¿por qué le pediría un tiempo? Está todo bien entre nosotros. Hay veces que no me entiendo.- Me quedo callada, y me voy alejando rápido de la habitación.

-Agustina, ¿Qué querés hacer con todo esto?- Me mira fijo. Mi cabeza vuelve desde "llego al extremo, lo paso y empiezo a sentir que con los ojos cerrados se ve" (a algún vecino le encanta Catupe, y es como un regalo, una señal a veces). Lo miro, volviendo a pasos largos de mi abstracción

-No sé... quiero estar bien con él.

-Por hoy dejamos acá - Fuck. Significa que tengo que seguir escarbando sola. O escalando, vaya uno a saber. Es martes y Mau está yendo a ver a sus nenes. Arreglo para encontrarme con él en av. de Mayo, mientras mi celu está muriendo porque hace una semana que no lo cargo. Agüero, mi cel suena, lo saco rápido pensando que es él, apreto botón verde y de pedo veo antes de decir "Hola" quien me llama: Vg. No, nene, botón rojo. Marcá 9, después 1 y después 1. No me rompas mas las pelotas, por favor. Lo tengo que mandar bien a cagar, pero siempre llama en momentos que es mas negocio no atenderlo que mandarlo a la mierda.

Entre Avenida de Mayo y Constitución le pedí un tiempo, pero encaré tan mal el tema que pensó que lo estaba dejando. WTF?? Se enojó conmigo, y me dijo que le quería soltar la mano en el momento que mas me necesita. A la noche fui a su casa y le dije lo del Face.

-¿Sabés qué?- me dice- Voy a cerrar el Facebook a la mierda, es una bola de puterío-

-No lo cierres por mi- le digo, mientras pienso que caí en un lugar común, que es una discusión de pareja típica y eso me revuelve el estómago. ¿Por qué todo se hace tan cuesta arriba a veces? ¿Tan inseguros somos?

Hoy lo cerró. Siendo buena puedo pensar que lo hizo por mi. Siendo turra puedo pensar que es más fácil cerrar el Face que el pasado.

Bueno, pensemos como el título.

martes, 5 de abril de 2011

Blue

Luchando por no deprimirme. Releo por segunda vez un texto que estoy puliendo muy de a poco, que no sé si alguna vez va a ver la luz; es demasiado íntimo para ser compartido. Sigo sin laburo, sigo buscando una razón para no desmoronarme del todo. Mis hermanos, mi babe, mi viejo… yo. No merezco desmoronarme, merezco seguir peleándola… es que a veces se me hace tan cuesta arriba. Buscando en mi cabeza, revisé los archivos viejos, cosas que escribí a la tierna edad de 18 años. Mierda, tanto tiempo perdido. Pero no lo perdí. El camino que fui armando con el machete y la linterna es el que me trajo hasta acá, hasta este presente único dentro de tantos universos paralelos, a la persona que soy entre todas esas que podría haber sido. Y la verdad, estoy orgullosa de mi. Sé que no soy la médica recién recibida que debería ser. Tampoco soy la hermana ejemplar que les enseña a sus hermanos a ser tan hipócritas como el mundo en que viven, la hija perfecta que no le trae problemas a su papá, la nieta modelo que es una eminencia en corrección y buenos modales, la novia perfecta que hace sentir a su novio entre dulces y margaritas. Sé que a veces juego a ser alguna que otra, pero es una máscara.
Estoy orgullosa de no ser una médica recién recibida, porque ese no era mi sueño, sino el de mi vieja. Estoy empezando a encaminarme hacia la psicóloga irreverente que ya soy con mis amigos, a punto de zambullirme en el estudio de la naturaleza humana. Estoy orgullosa de ser la hermana desestructurada que les enseña a pelear, a enfrentarse a la vida, con confianza en sí mismos, a ponerse un forro, a aprender cuánto pueden tomar sin quebrarse, a no hacer nada que no quieran, a amarse como son. Estoy orgullosa de ser la hija que confronta a papá cada vez que se pone en pelotudo. La nieta que acaricia a su abuela y le demuestra todo el tiempo que la quiere, aun a pesar de sí misma, de la brecha intergeneracional. Estoy orgullosa de no ser una muñequita de torta, de saber ser lo suficientemente puta como para hacerlo gozar, de enfrentarlo a sus mierdas para que pueda caer parado, o levantarse, de saber cuándo aflojar y mimarlo después de la tormenta de palabras. Estoy orgullosa de siempre hacer algo, aún a riesgo de equivocarme.
Pero duele. Duele que se cierren tantas puertas, pensar que ahora mismo estaría llegando al laburo. No sirve de nada la autocompasión, pero la semana pasada no me derrumbé simplemente porque estaba con él, y aun así me rayé el viernes y lo maltraté. Creo que voy a dejar de escribir unas líneas mas abajo, hace un rato me encontré con la adolescente que solía ser, y no puedo menos que llorar, hacer el duelo, reconocer mi incipiente adultez, dejarme de joder.
Tengo miedo, pa. Dejame la luz prendida.