jueves, 30 de mayo de 2013

Necesito

Estoy angustiada. El lunes pasado fui a la gine y me dijo que tengo células raras. Puede ser un virus, casi seguro no es nada, etc. Pero lo primero que pensé fue: cáncer. Lo segundo, que me voy a morir. Después me di cuenta que es todo una cuestión de miedo irracional, el tema es que por mas que racionalice permanentemente sigo muerta de miedo. Y angustiada.
Puede no ser nada, ok. También puede ser algo, o algo grave. Diagnosticado temprano, pero algo feo igual.
Además, no puedo enfermarme de gravedad. Mau no tiene trabajo, si es una enfermedad jodida no vamos a poder enfrentarnos a eso. Al menos no sin ayuda.
Para peor, dejé de fumar hace cuatro días, arranqué en un laburo nuevo hace tres semanas, y en dos semanas mas tengo tres parciales. El eterno culebrón venezolano entre Mauro y mi familia sigue dando picos de raiting... Tengo un montón de cosas en la cabeza. Y el pánico no me deja pensar.
Quisiera pasar un día, sólo un día, en la vida de otro. Descansar de todo, pero sobre todo descansar de mi.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Confesión


Te confieso, padre, que he pecado. Entiendo por pecado cada cosa que hice, dije o pensé sin tu consentimiento. Confieso que amo el sexo por sobre todas las cosas, que muchas veces hablé con vos en vano, que mis fiestas no son exactamente santas, que honro a mi marido y a mi cuerpo, que tuve que matarte en mi mente, que los actos impuros son los que mas me divierten, que alguna vez me quedé con cosas que no eran mías, que miento cuando es necesario, sobre todo cuando digo que mamá está muerta (eventualmente será verdad), que no solo deseé hombres y mujeres ajenos, sino que también los poseí. Confieso que amo con locura, que sufro con locura.
Te confieso, padre, que sé que me preferís callada antes que franca, sumisa antes que valiente, doblegada antes que guerrera. Tal vez no soy lo que esperabas en una de tus hijos, también lo sé. Siempre son mejores hijos aquellos que se apegan al dogma y no cuestionan tus verdades, al menos no abiertamente. Tu sentido de la justicia a veces me hace dudar de tu existencia, es verdad. Tal vez no existas como padre, tal vez seas solo un nene caprichoso queriendo jugar a ser Dios. Y yo sería ese cuestionamiento que lleva a dudar de la veracidad de tu Biblia, ese poner en palabras las cosas. Y las palabras te molestan. Siempre pensaste que el exceso de información era nocivo. Un silencio moderado vale más que mil imágenes, ¿no?.
Te confieso, padre, que estoy tratando de purgar tu veneno de mi vida. Ya no soy una nena asustada buscando un poco de protección, ni una adolescente perturbada esperando tu atención, ni una pseudo-mujer rebelde esperando que te conviertas en un oponente digno de una partida de ajedrez mental. No. Soy una mujer que busca separarse de vos y de tus hijos, papá. No quiero volver a saber nada de ustedes, no me importa. Me da igual lo que hagan con sus vidas, quiero que desaparezcan de la mía. Y no creo que les resulte demasiado difícil, ya que soy una oveja descarriada; la hija que nunca será pródiga porque no va a volver.
Te confieso, padre, que la vida que elegí para mí, al lado del hombre que jamás vas a aceptar, es la vida que sigo eligiendo cada día. Porque con él puedo ser algo que ni vos ni mis hermanos me permitieron jamás: yo. Con mis pecados, mis defectos, mis pensamientos impuros, mis noches de fumar chinos. Por esto mismo, lo mejor va a ser que me dejen ir así como yo los dejo ir ahora. Porque una pecadora no puede pertenecer a ninguna familia normal. No sé cuál penitencia me corresponde, pero te juro que no voy a cumplirla.
Te confieso, padre, que mis demonios me hacen feliz.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Abuela

Abuela, cómo estás? Te escribo para contarte que estoy bien, que soy feliz con Mau. Todo el tiempo avanzamos en nuestra relación, y aunque a veces es difícil (ya sabés cómo soy), lo vale. Él por ahora no está trabajando, yo le pedí que deje el taxi.
Conseguí otro trabajo, de niñera también, para sumar un mango más. Yo sé que vos tuviste algo que ver en eso. Vos siempre me cuidaste, Abu. Te extraño tanto a veces, es muy triste ir a tu casa y no verte, sabés?. También te quiero contar que aprobé los dos parciales, así que me falta la segunda mitad para terminar la primera mitad del año de cursada. Estoy contenta con la carrera, y de compartir la facu con Mau. A veces me da miedo quererlo tanto, desde que te fuiste todo me da miedo. Es como si todo aquello que amo se fuera a terminar en cualquier momento. No sé. Pienso en las palabras que no dije, en las preguntas que no hice cuando estabas acá y me duele tanto tiempo perdido. Pero sé que estuve con vos hasta el final.
Te extraño mucho. Todos te extrañamos mucho.
Quisiera poder ser un poco nena y pensar que estas en una estrella cuidándome, quisiera ser una nena y que me abraces. Espero que estés bien donde quiera que estés. Espero que sepas cuánto te quiero y lo bien que me hiciste al aceptar a Mau de corazón. Al final, siempre siento que vos fuiste la única que no me juzgó, sino que me amaste y me dejaste ser yo. Me dejaste ser libre.
Siempre te tengo en mi corazón. Hoy capaz que me estoy dando cuenta que hace dos meses y medio que te fuiste, y apenas si tuve tiempo de llorarte. Te lloré, claro, pero poquito, muy poquito al lado de todos los "¿Cómo estás, linda?" o los "Tenés la carita fría...". Capaz siento que vos te merecías una nieta mejor.
Hoy voy a elegir ser un poco nena y pensar que estás en esa estrella y me abrazás y me decís cuánto me querés. Y yo te digo "te quiero mucho, Abu" mientras te acaricio el pelo.