jueves, 2 de agosto de 2012

Porque estás adentro

Duele. Tengo una llaga adentro, que arde despacio. No asfixia, no me va a matar, se limita a dolerme, tenue,   incansable. Por momentos la intensidad sube, y me obliga a suspirar. No sé qué pasó. No entiendo. A veces las cosas simplemente se rompen, te estallan en las manos. El lunes, una amiga me invitó a salir con ella, el novio y un amigo de la secundaria. La salida era a cenar el miércoles, o sea, ayer. El lunes, también, fui al dentista a ponerme, por fin, la corona que venía postergando desde marzo. Aproveché que estaba cerca y fui al oculista. Como ya sospechaba, me recetó lentes, y estuve viendo precios en diferentes ópticas, cerca de casa. Tengo tanto tiempo porque estoy sin trabajo. Todo el tiempo que puedo lo dedico a mandar cvs por diferentes páginas, y ya tuve algunas entrevistas. El tema me está demandando tiempo y nervios. La muela que me pusieron es larga, y me jode mucho porque toca antes que los demás dientes y me duele cada vez que mastico. También estuve mirando regalos para el día del niño, que se avecina intempestivamente. No quiero usar la tarjeta, y no sé si tengo opción.
Con tantas cosas en la cabeza, sumados un par de problemas más, evidentemente me olvidé de decirle a Mau quiénes eran las personas de la salida de ayer. El martes, ella me avisó que iba a ir un amigo del novio, en lugar de Octavio. La cena era gratis, por unos cupones de ella, con lo cuál la salida era de ella. Nos juntamos en su casa, y pensé que el otro flaco se iba a sumar estando en el boliche. Cuando llegamos y no lo vi, le pregunté a mi amiga, y me dijo que no iba a ir. Entonces, le pregunté si le podía avisar a Mau para que fuera, me dijo que sí. Ojalá nunca lo hubiera hecho.
Llegué a casa como a las doce, él estaba despierto y tenso, con una almohada tapándole la cara, boca arriba en la cama. Discutimos, o mejor dicho, me escupió su enojo, me lastimó con las cosas que me dijo, se fue a dormir a la pieza de sus nenes. Me puse a llorar de rabia, de impotencia, de sentir que me estaba dejando sola porque si, que su orgullo es mucho mas importante que yo. Pensando en todas las veces que me tragué mi orgullo por él, pensando en que me había vuelto a lastimar porque sí. Llegó a decirme que Maru pensaba llevar un amigo de su novio para que me lo coma. Él volvió de la pieza, enojado pero más tranquilo (menos agresivo), y hablamos un rato, hasta que se levantó y se fue al comedor. No entendía nada de lo que estaba pasando, no supe porqué tanta bronca hacia mi. Entonces pensé que estábamos tan bien que lo único que él quería en ese momento era que estemos mal. Lo fui a buscar, volvió, se lo dije, trató de abrazarme, y yo todo lo que quería en ese momento era irme de mi, que me tragara la tierra, que se termine el dolor. Volvieron a mi cabeza miles de cosas feas, cómo él disfrutaba de torturarme cuando había decidido dejarme el año pasado, me llené de dudas, lo miré y era un desconocido, igual a todos, y por primera vez me sentí infinitamente sola estando en sus brazos.
Después de un rato de charla, cogimos, porque no soportaba más la situación, necesitaba dormir, irme lejos de él, protegerme. Todo se había vuelto siniestro. Hoy a la mañana me dijo que sintió que a mi no importó que el supiera o no con quiénes iba a salir. Me olvidé de decirle, según parece. Ese era todo el problema. No importa que lo aliente para que se anote en un seminario que le interesa, que le busque lo que él necesita por internet, que me preocupe por lo que vamos a cenar o que busque salidas para hacer con sus nenes, no importa que él haya estado mal y yo haya estado con él, levantándolo, todo el tiempo, no. Soy una hija de puta que le miente u omite cosas para reírme de él con mis amigos. Soy una forra que no le dice las cosas. Eso es lo que importa. Y lo que anoche se rompió, sigue doliendo, sigue roto. No sé bien qué es, y de hecho estoy considerando pasar un par de días en otra casa. La de mi viejo, tal vez, aunque antes que eso prefiero dormir en la plaza.
Lo único de lo que estoy segura ahora es que me duele. No deja de doler Mauro adentro mío.