miércoles, 19 de octubre de 2011

Porqué lo estoy llorando

Lo conocí en verano. Adrián había empezado a tomar clases de teatro con él, y yo realmente necesitaba un escape en medio de la locura que era mi vida en ese entonces. Fue la semana anterior a que Mau intentara dejar a quien ahora es su ex, justo antes de que ella intentara suicidarse, y toda la incertidumbre, la ansiedad y la bronca que vendrían los meses siguientes. Claro que entonces no sabría lo bien que me haría ir a sus clases.
Él me hacía volar en escena, me incentivaba. El grupo era hermoso, y siempre tenía una palabra crítica para mi, lo cual aprecié profundamente. Se involucraba con el grupo (grupo muy heterogéneo, con gente que hacía un par de años que iba, y otros nuevos), nos escuchaba y contenía, y él también compartía sus vivencias con nosotros. Me enseñó miles de cosas en muy poco tiempo, y la verdad que fue un apoyo invaluable. Yo pasaba a escena, y él me iba dictando las instrucciones, firme, seguro. Mi admiración hacia él era gigante.
Después me quedé sin laburo, sin plata, y me dió vergüenza decirle el motivo por el cuál no iba a seguir yendo a sus clases, al método, a su filosofía de vida, auténtica, real. Hoy su facebook tiene un epitafio. Se suicidó. Una de las personas más sensibles, más reales y que me acompañó en un momento crucial de mi vida decidió abandonar el mundo, llevarse su luz a otra parte. Tal vez esté mejor allí, tal vez no exista otro lugar, pero quiero creer que sí. Que él sabe el afecto que le tengo, que sabe cuánto dolió a todos su partida.

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