lunes, 1 de marzo de 2010

Vg vuelve (regreso fallido)

No fue un encuentro de los románticos, no hubo mariposas en la panza, música de fondo, pajaritos al atardecer. Fue hace un tiempo, en Bernal centro, previo arreglo por msn. Me bajé del tren fastidiada, preguntándome el sentido de verlo, si es que había algún sentido en eso. Hacía un calor enfermizo, así que me compré un Gatorade, que terminé medio minuto después de que llegara. Tardó diez minutos en venir, y por poco me voy a mi casa, dejándolo plantado. Me divertía pensar que me iba a ver tan flaca, y tan perra. Me divertía pensar que se iba a encontrar con mi yo íntegro, y no con el fraccionamiento que conoció; la nena buena encerrando a la yegua bajo llave. El tiempo que salimos me contenía constantemente, evitaba decir lo que pensaba sin antes limarlo y envaselinarlo. Pensé que era por miedo a herirlo, pero sé que no es así. Creo que era por miedo a verme al espejo.
Lo vi llegar en remis (si, en remis, no es un goma?), y me hice la re boluda. El calor empezaba a freirme las neuronas, cosa que me preocupó, no podía permitirme estar lenta de reflejos, no con él. Apareció atrás mio, y me dijo en el oído “Hola Agust”. Me di vuelta en seguida, calculando las distancias para no quedar demasiado cerca, fingiendo sorpresa. “Vg, qué haces?” sonreí exactamente cuatro grados, y lo miré. Él también estaba tan flaco, y parecía de mi edad (me lleva 8 añitos). Fuimos a un barcete de por ahí después de que se compró un par de pilchas. Como que todavía no acepta que ya fuimos, pienso, mientras él revuelve unas perchas con buzos. Ya en el bar, esperé que trajeran el tostado de queso y tomate para decirle que estoy en pareja. Su cara. Por dios… creo que hubiera preferido una golpiza antes que escuchar eso. Le dije que no estaba acá (Fran no había vuelto), que próximamente vendría. Me contó que se fue de viaje a San Juan, que está re bueno, que cuándo vamos juntos. Me reí, y tanto. No le tiré un “Vos estás loco” porque lo está; es bipolar. Me comí un maní, tomé un trago de cerveza.
-¿Ahora qué vas a hacer?-
-Ahora tengo Pilates- le digo
-¿Poncio Pilates?- Se ríe
-¡Noo, nada que ver! ¿Poncio?- me tiento
-Allá en San Juan, estaba hablando con unos tipos, y me dijeron “Te lavaste las manos, como Poncio Pilates”, y yo los miró y les digo, es Poncio Pilato, y me discutían que no, que era Pilates, esa gente es tan de pueblo, tan corta, me siento tan superior… soy superior a ellos- me mira, con ese aire soberbio que siempre me sacó de quicio, es el tipo de persona que necesita urgente un espejo. Lo miro, divertida, voy a decirle algo que le va a pegar en el ego, que le va a bajar el copete.
-Bueno, tan superior no sos- se sorprende- digo, si necesitas medir tu inteligencia con toda gente ignorante- se ríe
-¿Ves? Eso necesito, alguien inteligente, como vos ¡te amo boluda!- me mira a los ojos. Me río, haciéndome la re boluda por enésima vez. Pienso “Si me hubieras dicho eso hace un año…”. Un rato mas y me voy. Lo dejo ahí, en Bernal, después de que estuvo toda la tarde proponiéndome cosas (incluso casamiento… WTF??).
Cuando me preguntó porqué no quería estar con él, mi boca le contestó, sin previo aviso, y sin preguntarme: Porque nos llevamos bien los primeros quince minutos, después todo se va a la mierda. Con él todos fueron intentos fallidos, siempre.

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