lunes, 27 de junio de 2011

Triste

La zorra me pide a gritos que llame a alguien para coger en su cama.
La tierna no deja de llorar.
La que cree en causas perdidas me dice que hay una pequeña posibilidad.
Yo sé que no. Entonces me siento en el borde de la cama y lloro y grito y puteo. Me pregunto cómo voy a seguir, si no puedo. No voy a poder con tanto dolor.
Entonces sale la práctica y me obliga a juntar mis cositas. La ropa al bolso y la bolsa, la ropa sucia a otra bolsa. Entre la ropa sucia encuentro una bombacha mía que anoche se manchó con su semen. Y me pongo a llorar, soy un ovillo idiota en una cama que es gigante para uno solo, y sé que cuando llegue a mi casa con el bolso voy a cambiar todo de lugar y a tirar miles de cosas, y sé que ahora mismo le rompería todo, le dejaría el departamento en las mismas condiciones que él me dejó a mi: destruido, roto, sin vuelta atrás.
Me llama y me pregunta cosas prácticas, como sin querer, como si no importara, pero que quede todo en orden antes de dejarme. Hoy va a volver a las seis y calculo que para las ocho me va a despachar. Todavía no lo decidió, me dijo. Yo estoy guardando todo, mis cds, libros, incluso la notebook desde donde estoy tipeando este dolor va a ser guardada y a viajar desde Caballito a Bernal por última vez.
Porque no importa cuánto lo esperé o todas las cosas que hice por él. Lo malo es lo que importa, lo malo es lo que pesa en todo esto. Y él me va a dejar ir y va a sangrar tanto como yo (o mas, porque a medida que uno crece los golpes son mas duros, aunque quién sabe) y va a saber que está dejando ir a la única persona (no mujer, persona) que lo entendió en su vida, que está rompiéndole el corazón a su alma gemela. Que ninguna otra lo va a aceptar y a amar así como es; loco de mierda, un poco sádico, histérico, gracioso, tierno, pajero, mujeriego, protector, orgulloso, ególatra, dulce, suave, feo, carismático, inteligente, culto, genial, diabólico.
Y todas las palabras que no le dije por falta de tiempo, las series que no vimos, la mierda que no le escupí en la cara, el sexo soft que no tuvimos, el amor en manantial que me inunda... todo eso queda en la nada. No va a ser nunca.
Y me pregunto: ¿Tan pelotuda seré?

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