domingo, 31 de julio de 2011

Gracias por la pizza I

Cuando Mau y yo empezamos a frecuentarnos, la tercer o cuarta vez que nos vimos, él me manifestó que tenía ganas de tener una pareja abierta. No fue una oferta, para ese entonces la relación seguía siendo de sexo, genial, intenso, con una conexión envidiable, pero sólo sexo. Recuerdo que su idea no me pareció mala, y que pensé que en una relación así tal vez me sentiría cómoda. El tema se cerró ahí por ese día, recuerdo que habíamos ido al correo, y en el momento que me lo dijo estábamos empezando a caminar por florida, hacia el subte, mezclándonos entre la gente (lugar común).
El tiempo pasó y pasaron cosas, "nosotros" fue cambiando y acordamos que nuestra relación sería abierta. Lo decidimos porque somos dos piratas de raza, cazadores por naturaleza; dos leones. Tarde o temprano alguno de los dos sentiría la necesidad de ir por una nueva presa y así rompería lo construído a base de sinceridad pura (incluso cruda) por una calentura. Además, es una tranquilidad para ambos el saber que si el otro estuviera con alguien mas, avisaría, y visceversa.A medida que fue pasando el tiempo, me dieron dudas acerca si eso pordría ser llevado a cabo con la soltura con que fue propuesto, ya que no es lo mismo decir que se puede que estar en ese lugar.
Mientras estuvimos separados, Mau retomó la cacería. Yo no; decidí que no iba a intentar sacarlo de mi usando a otro, que iba a poder yo solita. Cuestión, se citó con una mina que conoció un poco antes de empezar a salir con su ex. Luego, se puso en pareja y la mina no le dió más cabida. Ahora, está oficialmente soltero así que la mina picó. Se habían visto un poco antes de que él y yo volviéramos, y ella estaba indispuesta (dios, que pelotudez) así que no hicieron ninguna. La cita se fue posponiendo, básicamente porque Mau y yo nos estamos poniendo al día emocional, sexual y, sobre todo, psicológicamente. El viernes me quedé a dormir en su casa, después de haberlo ido a buscar al trabajo, y en el viaje hubo una aparición inesperada.Tanto el jueves como el viernes hubieron apariciones inesperadas; Eugenia enojada porque él iba a estar con otra y furiosa porque yo estaba de acuerdo. Ella es la workalcoholic, obsesiva y perfeccionista que vive en mi cabeza. También es controladora, locuaz y sociable; es la que trabaja. Ella cree sinceramente en la familia burguesa, vive bajo la máxima que dice que lo importante no es ser sino parecer. Obviamente, no está ni un poco de acuerdo con la idea de pareja abierta.
Mau habló mucho con ella el jueves, trató de hacerla entrar en razón y no pudo. Pero la desestabilizó, le hizo ver que yo no voy a seguir permitiendo que ella decida. Cuestión, ayer Mau pasó el día con Johana, para que yo pudiera hablar con Eugenia. Además, Johana no tiene miedo de nada, es muy fuerte, alimentada a base de dolor. Mau me dijo que en los próximos quince días va a intentar blanquearme con los nenes. Yo decidí que ese era el momento de que salga Johana, para poner un poco de orden interno con Eugenia, y para que ella encare el tema. Joha le dijo a Mau:
- Pasan dos cosas: en primera a Flor le da miedo que tu nena no quiera jugar más con ella. En segunda, Agustina tiene miedo. Porque todas las veces que avanzaste con tu ex en la relación, ya sea presentándole a los nenes o proyectando irte a vivir con ella, fue después de haberla cagado, o apenas antes.
- Si, yo lo pensé también. Pero, sabés qué pasa? Con mi ex yo me sentía culpable por haberla cagado, y por eso accedía. Pero con Agus, no. Con ella me siento pleno, y la verdad que no tengo culpa ni nada, me siento libre.
Johana asintió y no le dijo más nada, es mujer de pocas palabras, pero certeras. Yo me quedé tranquila, y a las siete me fui del departamento a mi casa, porque a las diez llegaba su presa. Acordamos que yo volvería una vez despachado el juguete de la noche, y que él me iba a contar los detalles. Para ese momento serían las dos de la mañana.
Dos menos veinte Marina y yo salíamos de casa. Ella a ver a su novio, y yo a mi ogrito pecaminoso. Durante todo el tiempo que supe que Mau estaba con la otra me sentí llena de adrenalina, sabiendo que ella iba a tener la mejor noche de su vida con mi hombre... y que no iba a estar ni cerca de satisfacerlo. Lo llamé desde el segundo colectivo, él me habló como si yo fuera su mejor amigo, y le dije que en media hora estaba en su casa.
Había llegado la hora de la verdad.

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