viernes, 22 de julio de 2011

Vuelta a casa I

Cierro los ojos, intento contactarme conmigo. Nada. Los abro, pongo música, ordeno mi pieza, camino de un lado a otro, salgo al patio a fumar, y de nuevo cierro los ojos... y de nuevo nada. Hoy no hay nadie, se fueron todos a dormir. No está Flor con sus ganas de jugar, ni Johana con ganas de asesinar (supongo que está enojada porque aborté su post de anoche), ni Agustina con su diplomacia, ni Franco con sus perversiones. Ni ninguno de los demás. Hoy me dejaron sola, o simplemente se replegaron. Pero esta ausencia mental de mis otros yo, o de partes de mi misma, se debe a un golpe, un golpe que estoy tratando de suavizar, de asimilar todavía, y la verdad es que están cada uno en su cuevita, sin querer salir por miedo a otro coletazo del dragón.
No sé qué siento. Tengo una especie de callo adentro, como si finalmente hubiera pusto un dique al dolor, pero que al mismo tiempo no me deja sentir nada. Entonces, él me llama. Me llama y me habla de planes, de salir adelante, de seguir juntos, de crecer como pareja, me promete todo lo que le pedí antes, todo lo que se suponía estábamos tratando de construir, y yo no sé. No sé si puedo tomar su mano ahora, porque estoy como dura, contracturada, cagada a palos. Tengo miedo de acercarme, siento que puede lastimarme de un momento a otro, y eso fue siempre así, siempre pudo lastimarme, el punto es que sé que no voy a resistir un golpe mas, y probablemente sea por eso que tengo miedo de no poder entregarme a él, tengo miedo de este silencio grupal, de no poder volver a sentirlo como antes. Le dije que me siento un poco reticente, que iba a tener que lidiar con eso, y él se mostró comprensivo... es que voy a necesitar mucho de él para poder volver. De todas formas, supongo que algo adentro mio todavía lo defiende, porque el plan era no verlo hasta agosto, y sin embargo decidí ir el domingo a su casa.
No sé cómo cerrar este post. Solamente quisiera querer algo, dejarme llevar por mi captor, como siempre, pero sé que no va a ser así de fácil. Y tengo miedo que él me suelte, sienta que es el final, o no sepa mostrarme el camino de vuelta a casa, al huequito en su hombro, a sus besos húmedos, nuestra felicidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario