domingo, 31 de julio de 2011

Gracias por la pizza II


Diez minutos después de mi llamada, Mau me llamó para confirmar; no podía creer que estaba en once, a quince minutos de él. Acompañé a Marina a esperar el colectivo, mientras él caminaba las ocho cuadras que lo separaban de la parada para cuidarme un poquito. Una vez que la embarqué en el 135, fui al encuentro de mi babe, a dos cuadras que parecieron 100 porque estaba en estado de euforia absoluta. Me pregunto qué es exactamente lo que me despertó tanta adrenalina, si el gusto por la transgresión de Johana, las travesuras de Flor, el sexo desenfrenado de Candela, la camaradería de Franco, o la necesidad de control de Eugenia. A mi me resulta raro todavía, pero tanto él como yo supimos siempre que sexo y amor son dos departamentos separados.
Entonces nos encontramos y lo abrazo, le doy un beso y me mira, con sus ojos marrones que condensan lo más lindo del mundo, y todo ese amor, esa ternura, y sé que si tuve miedo ya pasó. Que soy yo su mujer y todo el fucking universo, con su karma y sus fuerzas centrífugas, al fin está en equilibrio. Me dice que me ama, me agarra de la mano; vamos caminando juntos por Rivadavia siendo casi las tres de la mañana. Le pido que me cuente, necesito saberlo en un sentido tan perverso y tan inocente que siento que voy a explotar de alegría o de lujuria. Me habla de ella. La única primer impresión que tengo es un perfume vomitivo por lo dulce, que me provoca rechazo automático sin saber porqué (después descubrí que era el perfume de mi vieja, asco), pero al mismo tiempo es la prueba de la travesura realizada, y me encanta.
- Y nene? Cómo te fue? -le pregunto.
- Bien... la verdad, me aburrí- me sorprende. Sabía que la mina se la daba de lady, y que probablemente tuviera sexo de sábanas blancas, pero...
- Si, porque la mina se me hacía la arisca todo el tiempo. - dió otros detalles que no puedo escribir acá. Seguimos caminando, y él habla:
- Ella no es un peligro para vos. Es muy común, aburrida. Con vos no me puedo aburrir nunca... te amo. - yo suspiro, aliviada. Necesitaba que me lo dijera. Sé que es arriesgado lo que estamos encarando, y si no estuviese segura de nuestro amor no hubiera podido permitir algo así... y mucho menos disfrutarlo. Lo beso de nuevo, quiero abrazarlo y no separarme nunca más de ese abrazo. Cuando estábamos a punto de entrar al departamento, él me mira y me dice:
- Hay algo más- opa. Se viene algo importante
- Dime - tomo aire
- Cuando estaba con ella, la acariciaba, la besaba... quería que fueras vos.- ya fue, me derretí. Todo lo que quiero es abrazarme a él el resto de la noche y mimarlo hasta quedarme sin tacto. ¿Te das una idea de todo lo que moviste en mi con esa frase sola? Lo besé, ¿qué más se puede hacer cuando se llena el cuerpo de luz?
Entramos al departamento a oscuras, se le había cagado la conexión eléctrica ese mismo día más temprano. Veo pizza arriba de la mesa, una pizza grande, rectangular, y una pepsi. Quedaban tres porciones.
- La pizza fue gentileza de ella - me dice. Y yo sonrío, está bien que le haya llevado un tributo. Sé que lo fue, entre los dos no juntamos veinte pesos... viene dura la mano.
Nos bañamos juntos, él estaba completamente radiante, feliz de compartir algo así conmigo. Sentí nuevamente ese amor brotando desde su centro hacia el mío y viceversa... ese amor que fue volviendo de a poco en mi, y la sensación de que esa noche estábamos avanzando a pasos agigantados en nuestra relación. Todo lo que se movía entre nosotros era lo justo, lo exacto. Él me enjabonaba despacio, recorría mi piel con sus manos, como hacía mucho tiempo que no pasaba, y yo supe que había vuelto a entrar en mi, que de verdad conseguí dejarlo pasar nuevamente. Le digo que me encanta que su baño sea tan chiquito, porque así nos podemos abrazar, nos vemos obligados a estar pegaditos en la ducha, y eso es genial. Entonces, me da vuelta y me coge contra la pared, me saca tres orgasmos en menos de cinco minutos, mandando a la mierda todo lo que tengo leído acerca de sexología.
Ya en la cama, le pregunté acerca del encuentro, mientras nos mimábamos a gusto. Me contó acerca de los detalles, y me dijo que no sabía si la mina había acabado, que le parecía que si.
- No sé si será que estoy acostumbrado a verte acabar a vos o qué, pero no me dí cuenta - acabar es algo que nunca regulo ni limito, me dejo ser, que todo mi cuerpo se llene del placer máximo, de todo lo que él me da, y todo eso que siento lo exteriorizo naturalmente.
De a poco me subo en él, al ritual de reconocimiento de los cuerpos, de aceptación y libertad en el otro. Sé que él no planea acabar. Lo tuve de maratón a la mañana, después tuvo el encuentro con ella, y está muerto de cansancio. Pero es mi objetivo darle esa adrenalina que él generó en mi.
- Me hiciste acabar, hija de puta - me dice. Y sí, nene. Le doy un pedacito de chocolate, se va a quedar dormido en un minuto más y quiero que se duerma lleno de gusto, de cosas lindas, hoy se lo merece más que nunca- Necesitabas reafirmarte, no?
- Puede ser - supongo
Él se duerme en mis brazos, y yo caigo en la cuenta de que tengo hambre, porque la mayor parte del sábado le dejé el control a Johana y ella no come, nada mas fuma y toma. Me levanto y caliento una porción de pizza en el microondas. Sonrío mientras tanto... esa porción es tan simbólica. Me siento en la cama, a su lado, y como tranquila, con la sensación que tuve todo el día de que las cosas estaban en su lugar, que finalmente nos habíamos estabilizado. Lo abrazo y me duermo, pensando que ella seguramente estaría durmiendo, con sus estados alterados por el placer que Mau le había dado, y que ni por puta se imagina que él está conmigo, que su mujer estaba feliz de la intervención de una desconocida, un juguete, una pieza más en la colección de un cazador. Y le agradezco en silencio sin pensar en ella (porque no importa, porque fue ella por azar y podría haber sido cualquier otra), agradezco que haya cogido con mi hombre porque me mostró que estamos preparados para esto, que de verdad lo disfrutamos juntos. Siento esa libertad, esa certeza de que entre nosotros nunca va a existir una mentira o un secreto, que tenemos una intimidad que va mas allá de todo. Mau más temprano me había dicho "Nosotros compartimos hasta nuestros subconscientes", y es verdad, pero en ese momento entiendo que siempre vamos a hacer el amor mientras cogemos como leones (a esta altura ya le rompimos una pata a la cama) en celo, como criaturas salvajes, y todo lo demás, cada vez que él se acueste con otra o yo con otro, va a ser sólo sexo. Le agradezco a la lady por haberme mostrado eso.
Y por la pizza, obviamente.

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